No se trata de los 30 pesos de alza en el transporte, ni tampoco del llamado a paro nacional congregado para hoy, lunes 21 de octubre. La gente sale a las calles y acude a Plaza Italia porque se siente rebasada, harta de que la clase política y empresarial de Chile se los pase por la raja, así de corta
En Baquedano reina la confusión, pero no aquella que intentan mostrar los medios de comunicación tradicionales. Siendo las 13:30 hrs la rabia se manifiesta de manera carnavalesca. Muchos pasamos la noche anterior asustados por los balazos, pero los que han regresado y resistido el toque de queda se alzan en cantos, bailes, barricadas y capuchas expropiándole al capital.
Intento entrevistar a un par de personas, pero se muestran recelosas ante la idea de que sea una infiltrada o venga de la tele, así que lo sigo intentando con carnet en mano, hasta que Lidia, de 62 años, acepta.
«El verdadero significado es la gente manifestándose libremente en plaza Italia. Yo creo que esto no debería parar hasta que renuncie Sebastián Piñera y todos sus ministros y haya una Asamblea Constituyente donde se pueda cambiar este sistema»
La mujer responde mis preguntas mientras nos envuelve un coro pidiendo que «Piraña renuncie», algo que combina con su sonrisa al decir que le alegra mucho que todos nos estemos manifestando, porque ella también luchó contra la dictadura.
Al lado de ella, sobre el bandejón central un hombre discute entusiasmado de política con otro, mientras sostiene un cartel que dice «NO ESTAMOS EN GUERRA». Su nickname de twitter es zurdo_fer y me comenta «la gente ya no aguanta más, despertó y se cansó de la institucionalidad que no está respondiendo«.
Le pregunto que piensa de la represión que está ejerciendo el gobierno y me responde que si las personas no están acatando el estado de emergencia es «porque la gente no le está comprando al estado de shock»
Respecto a los medios de comunicación que no son independientes expresó que lo están haciendo bien, porque su pega es «crear todo este clima para darle el piso al gobierno y al Estado, para que tenga más represión hacia la gente».
Nos movemos en grupo hacia el sector de la recuperación, donde unos capuchas reparten bebidas y panes a los manifestantes y destruyen hamburguesas en la pared diciendo que se vuelquen al lado vegan.
Entro para ver que pasa, todo está destruido, es la primera vez que veo un local de este tipo sin la fastidiosa música de fondo y los productos apilados con precios, no hay nada. De pronto me piden que me corra y sacan una máquina de Marley Coffe, con el que alimentan la barricada.
Salgo para seguir reporteando, a unos metros de distancia los pacos siguen tirando lacrimógenas, tenemos el agua con bicarbonato a mano, en caso de que sea necesario convidarle a los manifestantes que se sientan mal, y también buscamos con la mirada a los jóvenes de peto azul, que se dedican a atender a quienes sufran lesiones en este contexto, entre ellos el voluntariado operativo de salud y catástrofe de la Universidad de Chile, en caso de que alguien esté con malestares que las pócimas hechizas no puedan solucionar. Al rato viene una horda de orcos, corremos al Fore.
Para Cata, de 22 años, este tipo de medidas “son tiranas”, y agrega que Piñera “nunca escuchó al pueblo, lo criminalizó desde el principio. Las marchas al principio eran pacíficas, pudo haber resuelto todo rápidamente y lo único que hizo fue criminalizar a los estudiantes, y le declaró la guerra a su propio pueblo, y la guerra la va a tener ahora, porque no se van a callar, nadie”.
Para Waldo Gallegos, profesor de 67 años, esta movilización se veía venir, y añadió que “ojalá que la gente entienda que esto es una crisis del sistema capitalista, y no un problema simplemente de subir y bajar alzas, es un tema de que la gente lo está pasando mal”.
Según Gallegos, nunca hubo democracia, y los gobiernos de la concertación sólo se encargaron de perfeccionar el modelo y “ahora están ocultos, escondidos, tratando de levantarse como los críticos al sistema, y no han sido capaces de tener autocrítica”. También expresó que la derecha si ha sido consecuente, porque siempre han sido explotadores, y están protegiendo eso.
“Estamos en una guerra, pero es de ellos contra el pueblo, no de nosotros contra ellos, o a lo mejor también de nosotros contra ellos, pero no tenemos armas. Esta es una guerra ideológica, ojala que se resuelva rápidamente, dudo que ocurra así, pero es la esperanza mía, porque tengo nietos e hijos que están también en las calles en este momento”, dijo el profesor, y agregó que pese a llevar años preocupado porque su hermano fue un ejecutado político, tiene muchas esperanzas de que las cosas cambien.
La jornada transcurrió en una relativa alegría y des-orden, gente ocupando espacios públicos, socializando entre sí, avisándose cuando venía algún carro policial, abuchando a las FFAA, riendo, corriendo y cantando “el que no salta es paco” o “el pueblo unido jamás será vencido”.
Y esto no se limitó sólo al sector de Baquedano, en diferentes parques y calles la gente estaba ejerciendo lo político, muchos también abrieron sus autos y camionetas para acercar a los distintos transeúntes que querían llegar a casa antes del toque de queda.
Por otra parte, llegando a mi hogar, en una plaza pública encontré a mis vecinos congregados, alrededor de unas 60 personas o más, de diferentes edades, ejerciendo como nunca su derecho a organizarse, desmintiendo montajes, mujeres con altoparlantes pidiendo que Piñera saliera del poder y preparándose para la noche, pues en esa hora es cuando el Estado suelta la correa de sus perros por decreto y comienza el lado duro de la represión, el abuso de poder y los balazos de las armas que han costeado con nuestra explotación.
Periodista: Jazz Libertad
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